El método de la fuerza política gobernante (PRO), es hace tiempo la derivación de culpas. Era la excusa favorita en tiempos de gobierno kirchnerista, donde todas las falencias del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires se depositaban en el gobierno nacional de Cristina Fernández. La fórmula fue efectiva, y se replicó hasta el cansancio. En 2016 los tiempos son otros, el PRO gobierna el triángulo territorial más relevante, en visibilidad, recursos y conflictividad. El primer mes de gobierno estuvo signado por el desplazamiento -bajo cualquier medio- de todo funcionario o vestigio kirchnerista, por lo tanto, derivar culpas en el gobierno saliente será cada vez más dificultoso para las autoridades nacionales. En tiempo de campaña anunciaron una batería de medidas que podemos encuadrar dentro de la Doctrina del Shock, que consiste en tomar las decisiones complejas en simultáneo con el fin de pagar los costos políticos una sola vez. En cierto punto, está decisión logró desorientar a la o